Cara y cruz para los máximos representantes del Club Voleibol Rochelambert en la Primera División Andaluza. Durísimos enfrentamientos que se saldaron con suerte dispar.
En la mañana del domingo, el conjunto de Sergio Franco, plantó cara a todo un líder de la competición, el cual cuenta todos sus partidos con victorias (C.V.R – UNICAJA UAL: 0-3). En primer set, fue una obra de arte al trabajo en equipo, poniendo contra las cuerdas a las visitantes, las cuales se impusieron por un ajustado tanteo final. Misma tónica en los set siguientes, en los cuales, las almerienses se alzaron con el triunfo gracias a una pequeña ventaja en el marcador que conservaron hasta el final.
Poco faltó para dar la campanada. Quizás, la experiencia de disputar al máximo nivel todos los puntos, declinó la balanza a las forasteras, cercenando las posibilidades de las locales. El partido fue la prueba evidente del extraordinario progreso que ha experimentado el equipo, poniendo de forma clara y evidente el nivel de voleibol que se busca alcanzar hasta el final de temporada. El técnico, en cambio, no se mostraba muy contento: “Creo que independientemente de todos los condicionantes, no nos debemos dejar ganar la partida contra nadie. Tenemos voleibol para disputar el partido a cualquiera, y no nos debemos conformar con hacer un buen partido, buscamos conseguir todas las victorias”.
Por su parte, en la tarde del sábado se volvió a comprobar la idiosincrasia del Club Voleibol Rochelambert, de las grandes ocasiones. La garra, el sacrificio, la unión y el espíritu combativo se dieron cita en la importantísima victoria que los chicos de Jose Lorente consiguieron ante el experimentado Adesa’80 de Sanlúcar (3-2).
Tras un comienzo fulgurante de los locales, anotándose los dos primeros set tras sendas remontadas, los gaditanos se anotaron las dos siguientes mangas, llevando el partido a un igualadísimo quinto set. Fue entonces cuando el grupo mostró su compromiso, superando todas las dificultades y alzándose, como equipo, con el triunfo final. Tarde de gloria para los sevillanos, que rememoraban tiempos pasados, con una bonita comunión entre equipo y afición.
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