Se agota la campaña 2017/2018, se apagan los focos, se cierra una temporada que para todos los soñadores será especial, la del 30 aniversario. Pero se irá, se va como se van todas, con un buen puñado de buenos recuerdos junto con otro ramillete de otros más "mejorables", como siempre.
Llegarán al cajón de la memoria tantas y tantas tardes de pasión por un deporte, el voleibol, que sirve de perfecta excusa para estar cerca de la gente que aprecias, de la gente que te ayuda a disfrutar de la vida, afrontando juntos, los distintos retos del día a día: los estudios, los problemas laborales, los achaques de la salud, etc.,... Como siempre, como todos los años.
Como todas las temporadas, septiembre vino cargado de buenos deseos y aspiraciones para todos los gustos. Qué bonito y que complejo es ser el centro de tantas y tan diversas motivaciones. Divertirse, pasárselo bien, perder peso, estar con los amigos, competir,... Toda una lista de pensamientos que nos hacen volver a intentarlo una vez más.
Debemos reconocer que el resultado no ha sido el esperado. Es cierto que las limitaciones son muy grandes, y el contexto de valores en el que se mueve nuestro deporte en la actualidad, dificulta en gran medida la apuesta por la formación integral del jugador/a, de la persona. Pero los soñadores, no nos conformamos, no nos rendimos, y no ponemos excusas. Debemos mejorar, hacemos autocrítica y, si el prodigio se vuelve a dar, volveremos con la lección aprendida para seguir siendo "eso" tan especial que no se puede copiar...
Porque ese es el verdadero éxito. Que tras 30 años haciendo el milagro, los sueños se sigan cumpliendo, y se puedan seguir tachando del calendario sesiones, partidos y viajes, sin apenas darte cuenta del pasar de los meses, salvo porque la rodilla te habla por las noches, te levantas un ratillo antes para repasar un poco más, o por aquella mañana que estás más cansado en el trabajo.
Ahora ponemos el punto y final a la temporada en la que celebramos el 30 aniversario. Son muchas las horas que esta bendita ilusión necesita para estar viva, y ya casi no quedan horas en el día para invertir, pero sí, todo tiene su recompensa... ese abrazo sin pedir, esa mirada cómplice de lo vamos a lograr, ese sueño por cumplir, esas lágrimas de alegría, ese crear desde la nada, convertirse en tu compañero de viaje ideal...
Tiempo para descansar, tiempo para pensar y para soñar. Así que sueñen bonito, porque "yo tengo un sueño y voy a luchar por él" y ya saben que los sueños se cumplen...
Sergio Franco - Socio del CVR
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