Si estás en este blog, si has accedido a leer esta entrada,
estoy seguro que recuerdas qué pasó en el verano del 2007, hace ahora 10 años.
Si es así, te invito a recordarlo conmigo, y si no, espero poder refrescártelo
como se merece...
En el verano del 2007, bailábamos "
Summer Love" de David Tabare,
"
Las de la intuición" de
Shakira, o "
Lamento Boliviano"
de Dani Mata, en el chiringuito, en la playa o en la piscina, combatiendo las
altas temperaturas, ajenos aún a lo que nos depararía el final de año con el
inicio de "
la gran recesión" de la que apenas aún estamos saliendo.
Pues en esas estábamos cuando, en los primeros días de septiembre, un grupo de
españoles, se plantan en Rusia, para disputar el
XXV Campeonato de Europa de
Voleibol, y como equipaje, llevan maletas cargadas de trabajo y muchísima
ilusión. A la expedición, además de jugadores, técnicos y directivos, se suman
familiares con grandes dosis de optimismo...
El grupo, liderado por Andrea Anastasi, contaba con
buenos jugadores (Miguel Ángel y Guillermo Falasca, Rafa Pascual, Rodríguez,
Moltó, García-Torres,...), deseosos de vivir uno de esos momentos que se quedan
para siempre, y vaya si lo consiguieron.
Tras una primera y segunda fase inmaculadas, doblegando a grandiosos equipos
del viejo continente, hasta entonces completamente inalcanzables, los españoles
se plantan en semifinales ante Finlandia, a la que vencen por un ajustado 3-2
que le da el billete no sólo para luchar por las medallas, sino, para acariciar
el oro.
Convendrán conmigo que la empresa no era sencilla, pero nada
lo había sido hasta el momento. Ganar a Rusia en su casa, ante cerca de 10.000
espectadores, era un reto por el que merecía la pena luchar. Pero es que
la selección comenzó jugando de ensueño. Liberados de la tensión y de los
nervios de semifinales, los jugadores españoles saltaron a la pista con una
clara intención, jugar. Rusia nos hizo despertar al inicio de la segunda
manga, pero España se sobrepuso, luchando hasta el final el segundo set, que
cayó del lado local, con la inestimable ayuda del equipo arbitral.
España volvió a disputar con mucho voleibol, el tercer set, el cual subió al
marcador ruso tras cinco puntos seguidos del combinado local, para remontar el
21-24 visitante. Por aquel entonces, la indignación de la expedición española
era extraordinaria. Aquellos que lo vieron, recordarán los bolsillos fuera del pantalón de nuestro seleccionador, como metáfora de lo que estábamos viviendo. Así, el inicio del 4º set nos empujaba al abismo, pero tras
un tiempo solicitado por Anastasi, los nuestros forzaron el tie-break con un
28-30.
Llegó el 5º set. Toda la España voleibolera frente al televisor, poniendo toda
la ilusión y orgullo patrio en un grupo de chavales que peleaba frente a la
selección nº 3 del ranking mundial, ante su público y con un equipo arbitral
"poco acertado"...
Y así estaba yo. Frente a mi viejo televisor, sin poderme sentar, cuando vi a
mi amigo Julián García-Torres fallar el punto de partido que le regaló Miguel
Ángel Falasca para ser oro, porque no había otra persona que lo mereciera más.
Pero el gigante nos tenía guardado el mejor de los finales para los que vivimos
el sueño azul. Sus manos, esas manos que tantas y tantas veces habían sido rotas por las pistas de Sevilla en sus inicios, esas manos, pusieron el punto final a un campeonato de ensueño. Además, bajo la casaca nacional, con el nº 16, heredado de Juanjo Salvador, nuestro ídolo llevaba una camiseta del Club Voleibol Rochelambert, camiseta que se había fabricado él mismo, porque somos tan humildes, que por aquel entonces, nunca habíamos podido regalarle una camiseta como recuerdo. Telita.
El resto, ya lo saben, felicidad aquí y allá y lágrimas, lágrimas de alegría
para festejar con orgullo, que uno de los nuestros nos había llevado a lo más
alto. Y más, mucho más, el triunfo de lo sencillo, de lo humilde, del trabajo, de la fe y de la buena gente. Y para rematar la faena, sus padres, aquellos que lo habían visto calentar banquillo en muchas plazas andaluzas, recorriendo kilómetros con la Chrysler,
Marita y
Julián, lo disfrutaron desde la grada, casi ná.
Bonito verano del 2007, 10 años hace ya...
Sergio Franco
@Serg10Franco